Ahí va la felicidad, resbalosa, inquieta, arisca. Tiene la meta entre cejas de buscar encapsularse.
Miles de ojos empujando su encapsulamiento.
Para muchos se perfecciona en el contacto con la red, que espera paciente el encuentro.
Para otros muchos el encapsulamiento sucederá en el yerro.
No hay manera de esquivarla.
La felicidad sucederá irremediablemente.
Como si fuera un asiento contable, cada encapsulamiento tiene una partida doble que queda registrada en algún lugar intangible, para que el equilibrio siga gobernando.
Pero que la felicidad, resbalosa, inquieta y arisca va, no hay dudas.
Mi pedacito de felicidad estuvo en haber encapsulado ese momento con mi cámara de fotos
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